lunes, 15 de septiembre de 2014

Memoria de la Virgen de los Dolores

VIRGEN DE LOS DOLORES

 

 
 
Hoy celebramos la memoria de la siempre Virgen María, en el momento de su sufrimiento al ver a su hijo morir en la Cruz. Nos dicen las Sagradas escrituras que este suceso ya había sido profetizado por el anciano Simeón: Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos». (Lucas 2: 33-35).

Para estos tiempos tan difíciles yo me pregunto, ¿A qué padre le gustaría ver morir a su hijo? ¿Qué es realmente lo que está pasando en la actualidad? ¿Madres porque asesinan a sus hijos? Oh, es que ya estamos perdiendo el sentido de la existencia del ser humano.
 
Les dejo la siguiente lectura para meditar, basado en los Sermones de san Bernardo, abad

LA MADRE ESTABA JUNTO A LA CRUZ
 
 

El martirio de la Virgen queda atestiguado por la profecía de Simeón y por la misma historia de la pasión del Señor. Éste -dice el santo anciano, refiriéndose al niño Jesús- está predestinado por Dios para ser signo de contradicción; tu misma alma -añade, dirigiéndose a María- quedará atravesada por una espada.

En verdad, Madre santa, atravesó tu alma una espada. Por lo demás, esta espada no hubiera penetrado en la carne de tu Hijo sin atravesar tu alma. En efecto, después que aquel Jesús -que es de todos, pero que es tuyo de un modo especialísimo- hubo expirado, la cruel espada que abrió su costado, sin perdonarlo aun después de muerto, cuando ya no podía hacerle mal alguno, no llegó a tocar su alma, pero sí atravesó la tuya. Porque el alma de Jesús ya no estaba allí, en cambio la tuya no podía ser arrancada de aquel lugar. Por tanto, la punzada del dolor atravesó tu alma, y por esto, con toda razón, te llamamos más que mártir, ya que tus sentimientos de compasión superaron las sensaciones del dolor corporal.

¿Por ventura no fueron peores que una espada aquellas palabras que atravesaron verdaderamente tu alma y penetraron hasta la separación del alma y del espíritu: Mujer, ahí tienes a tu hijo? ¡Vaya cambio! Se te entrega a Juan en sustitución de Jesús, al siervo en sustitución del Señor, al discípulo en lugar del Maestro, al hijo de Zebedeo en lugar del Hijo de Dios, a un simple hombre en sustitución del Dios verdadero. ¿Cómo no habían de atravesar tú alma, tan sensible, estas palabras, cuando aún nuestro pecho, duro como la piedra o el hierro, se parte con sólo recordarlas?

No os admiréis, hermanos, de que María sea llamada mártir en el alma. Que se admire el que no recuerde haber oído cómo Pablo pone entre las peores culpas de los gentiles el carecer de piedad. Nada más lejos de las entrañas de María, y nada más lejos debe estar de sus humildes servidores.

Pero quizá alguien dirá: « ¿Es que María no sabía que su Hijo había de morir?» Sí, y con toda certeza. « ¿Es que no sabía que había de resucitar al cabo de muy poco tiempo?» Sí, y con toda seguridad. « ¿Y, a pesar de ello, sufría por el Crucificado?» Sí, y con toda vehemencia. Y si no, ¿qué clase de hombre eres tú, hermano, o de dónde te viene esta sabiduría, que te extrañas más de la compasión de María que de la pasión del Hijo de María? Éste murió en su cuerpo, ¿y ella no pudo morir en su corazón? Aquélla fue una muerte motivada por un amor superior al que pueda tener cualquier otro hombre; esta otra tuvo por motivo un amor que, después de aquél, no tiene semejante.

Mujer yo te lo digo, piensa muy bien lo que estás haciendo, estas matando a tu hijo, déjalo vivir, no prives la vida de un ser humano, que quiere ser partícipe de este mundo. Ante de practicar ese acto de violencia en contra de tu propio hijo, piensa dos veces o más, ¿Qué es lo que le quieres dejar a este mundo? Si hay una forma de salir adelante.

Dios te ofrece su amor para que puedas salir adelante con tu hijo. Amalo, date esa oportunidad mujer de estrechar ese niño entre tus brazos, para que pueda llamarte Mamá. Él quiere nacer y amarte, o le vas a dar la espalda.
 
Por caridad, no permitamos que siga avanzando esta práctica cruel y sanguinaria llamada “ABORTO”, destruya más vida. Únete a las personas que decimos SI A LA VIDA.
 

OREMOS
 
Dios nuestro, que quisiste que la Madre de tu Hijo estuviera a su lado junto a la cruz, participando en sus sufrimientos, concede a tu Iglesia que, asociada con María a la pasión de Cristo, merezca también participar en su gloriosa resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

¡VIVA CRISTO REY!
¡VIVA SANTA MARÍA DE GUADALUPE!

Cristobal Yair Torres Vega CCR
 
 
 
 


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