jueves, 9 de abril de 2015

Festividad de San Felipe Neri (26 de Mayo)


San Felipe nació en Florencia, Italia, en 1515. Su padre se llamaba Francisco Neri. Desde pequeño demostraba tal alegría y tan grande bondad, que la gente lo llamaba "Felipín el bueno". En su juventud dejó fama de amabilidad y alegría entre sus compañeros y amigos. 

Habiendo quedado huérfano de madre, lo envió su padre a casa de un tío muy rico, el cual planeaba dejarlo heredero de todos sus bienes. Pero allá Felipe se dio cuenta de que las riquezas le podían impedir el dedicarse a Dios, y un día tuvo lo que él llamó su primera "conversión". Y consistió en que se alejó de la casa del riquísimo tío y se fue para Roma llevando únicamente la ropa que llevaba puesta. En adelante quería confiar solamente en Dios y no en riquezas o familiares pudientes. 

Al llegar a Roma se hospedó en casa de un paisano suyo de Florencia, el cual le cedió una piecita debajo de una escalera y se comprometió a ofrecerle una comida al día si él les daba clases a sus hijos. La habitación de Felipe no tenía sino la cama y una sencilla mesa. Su alimentación consistía en una sola comida al día: un pan, un vaso de agua y unas aceitunas. El propietario de la casa, declaraba que desde que Felipe les daba clases a sus hijos, estos se comportaban como ángeles. 

Los dos primeros años Felipe se ocupaba casi únicamente en leer, rezar, hacer penitencia y meditar. Por otros tres años estuvo haciendo estudios de filosofía y de teología. 

Pero luego por inspiración de Dios se dedicó por completo a enseñar catecismo a las gentes pobres. Roma estaba en un estado de ignorancia religiosa espantable y la corrupción de costumbres era impresionante. Por 40 años Felipe será el mejor catequista de Roma y logrará transformar la ciudad. 

Felipe había recibido de Dios el don de la alegría y de amabilidad. Como era tan simpático en su modo de tratar a la gente, fácilmente se hacía amigo de obreros, de empleados, de vendedores y niños de la calle y empezaba a hablarles del alma, de Dios y de la salvación. Una de sus preguntas más frecuentes era esta: "amigo ¿y cuándo vamos a empezar a volvernos mejores?". Si la persona le demostraba buena voluntad, le explicaba los modos más fáciles para llegar a ser más piadosos y para comenzar a portarse como Dios quiere. 

A aquellas personas que le demostraban mayores deseos de progresar en santidad, las llevaba de vez en cuando a atender enfermos en hospitales de caridad, que en ese tiempo eran pobrísimos y muy abandonados y necesitados de todo. 
Otra de sus prácticas era llevar a las personas que deseaban empezar una vida nueva, a visitar en devota procesión los siete templos principales de Roma y en cada uno dedicarse un buen rato a orar y meditar. Y así con la caridad para los pobres y con la oración lograba transformar a muchísima gente. 

Desde la mañana hasta el anochecer estaba enseñando catecismo a los niños, visitando y atendiendo enfermos en los hospitales, y llevando grupos de gentes a las iglesias a rezar y meditar. Pero al anochecer se retiraba a algún sitio solitario a orar y a meditar en lo que Dios ha hecho por nosotros. Muchas veces pasó la noche entera rezando. Le encantaba irse a rezar en las puertas de los templos o en las catacumbas o grandes cuevas subterráneas de Roma donde están enterrados los antiguos mártires. 
Lo que más pedía Felipe al cielo era que se le concediera un gran amor hacia Dios. Y la vigilia de la fiesta de Pentecostés, estando aquella noche rezando con gran fe, pidiendo a Dios el poder amarlo con todo su corazón, éste se creció y se le saltaron dos costillas. Felipe entusiasmado y casi muerto de la emoción exclamaba: "¡Basta Señor, basta! ¡Que me vas a matar de tanta alegría!". En adelante nuestro santo experimentaba tan grandes accesos de amor a Dios que todo su cuerpo de estremecía, y en pleno invierno tenía que abrir su camisa y descubrirse el pecho para mitigar un poco el fuego de amor que sentía hacia Nuestro Señor. Cuando lo fueron a enterrar notaron que tenía dos costillas saltadas y que estas se habían arqueado para darle puesto a su corazón que se había ensanchado notablemente. 

En 1458 fundó con los más fervorosos de sus seguidores una cofradía o hermandad para socorrer a los pobres y para dedicarse a orar y meditar. Con ellos fundó un gran hospital llamado "De la Santísima Trinidad y los peregrinos", y allá durante el Año del Jubileo en 1757, atendieron a 145,000 peregrinos. Con las gentes que lo seguían fue propagando por toda Roma la costumbre de las "40 horas", que consistía en colocar en el altar principal de cada templo la Santa Hostia, bien visible, y dedicarse durante 40 horas a adorar a Cristo Sacramentado, turnándose las personas devotas en esta adoración. 

A los 34 años todavía era un simple seglar. Pero a su confesor le pareció que haría inmenso bien si se ordenaba de sacerdote y como había hecho ya los estudios necesarios, aunque él se sentía totalmente indigno, fue ordenado de sacerdote, en el año 1551. 

Y apareció entonces en Felipe otro carisma o regalo generoso de Dios: su gran don de saber confesar muy bien. Ahora pasaba horas y horas en el confesionario y sus penitentes de todas las clases sociales cambiaban como por milagro. Leía en las conciencias los pecados más ocultos y obtenía impresionantes conversiones. Con grupos de personas que se habían confesado con él, se iba a las iglesias en procesión a orar, como penitencia por los pecados y a escuchar predicaciones. Así la conversión era más completa. 

San Felipe quería irse de misionero al Asia pero su director espiritual le dijo que debía dedicarse a misionar en Roma. Entonces se reunió con un grupo de sacerdotes y formó una asociación llamada el "Oratorio", porque hacían sonar una campana para llamar a las gentes a que llegaran a orar. El santo les redactó a sus sacerdotes un sencillo reglamento y así nació la comunidad religiosa llamada de Padres Oratorianos o Filipenses. Esta congregación fue aprobada por el Papa en 1575 y ayudada por San Carlos Borromeo. 

San Felipe tuvo siempre en don de la alegría. Donde quiera que él llegaba se formaba un ambiente de fiesta y buen humor. Y a veces para ocultar los dones y cualidades sobrenaturales que había recibido del cielo, se hacía el medio payaso y hasta exageraba un poco sus chistes y chanzas. Las gentes se reían de buena gana y aunque a algunos muy seriotes les parecía que él debería ser un poco más serio, el santo lograba así que no lo tuvieran en fama de ser gran santo (aunque sí lo era de verdad). 

En su casa de Roma reunía centenares de niños desamparados para educarlos y volverlos buenos cristianos. Estos muchachos hacían un ruido ensordecedor, y algunos educadores los regañaban fuertemente. Pero San Felipe les decía: "Haced todo el ruido que queráis, que a mí lo único que me interesa es que no ofendáis a Nuestro Señor. Lo importante es que no pequéis. Lo demás no me disgusta". Esta frase la repetirá después un gran imitador suyo, San Juan Bosco. 

Una vez tuvo un ataque fortísimo de vesícula. El médico vino a hacerle un tratamiento, pero de pronto el santo exclamó: "Por favor háganse a un lado que ha venido Nuestra Señora la Virgen María a curarme". Y quedó sanado inmediatamente. A varios enfermos los curó al imponerles las manos. A muchos les anunció lo que les iba a suceder en el futuro. En la oración le venían los éxtasis y se quedaba sin darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Muchas personas vieron que su rostro se llenaba de luces y resplandores mientras rezaba o mientras celebraba la Santa Misa. Y a pesar de todo esto se mantenía inmensamente humilde y se consideraba el último de todos y el más indigno pecador. 

Los últimos años los dedicó a dar dirección espiritual. El Espíritu Santo le concedió el don de saber aconsejar muy bien, y aunque estaba muy débil de salud y no podía salir de su cuarto, por allí pasaban todos los días numerosas personas. Los Cardenales de Roma, obispos, sacerdotes, monjas, obreros, estudiantes, ricos y pobres, jóvenes y viejos, todos querían pedirle un sabio consejo y volvían a sus casas llenos de paz y de deseos de ser mejores. Decían que toda Roma pasaba por su habitación. 
Empezó a sentir tales fervores y tan grandes éxtasis en la Santa Misa, después de la consagración, que el que le acolitaba, se iba después de la elevación y volvía dos horas después y alcanzaba a llegar para el final de la misa. 

El 25 de mayo de 1595 su médico lo vio tan extraordinariamente contento que le dijo: "Padre, jamás lo había encontrado tan alegre", y él le respondió: "Me alegré cuando me dijeron: vayamos a la casa del Señor". A la media noche le dio un ataque y levantando la mano para bendecir a sus sacerdotes que lo rodeaban, expiró dulcemente. Tenía 80 años. 

Fue declarado santo en el año 1622 y en Roma lo consideraron como a su mejor catequista y director espiritual. Tomado de: https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=409

Es para mi una gran satisfacción escribir y hablar sobre este gran hombre que realmente merece ser llamado santo. Porque solamente basta leer algo acerca de su vida para poder hacer esta afirmación. San Felipe Neri fue un hombre llamado por Dios a dejar lo todo y ponerse al servicio de los demás. 
La alegría que le caracterizaba era única. No escatimó en entregarse a favor de los más necesitados. El mirar el rostro de Cristo en los hermanos más necesitados le deleitaba el alma, a tal grado que su corazón se inflamaba de amor por aquél del que recibió todo. 

Hoy en plena festividad del Cuerpo de Cristo (Corpus Christi) adoremos a nuestro Rey, pidiéndole la intercesión de los grandes Santos como San Felipe Neri. Que buscó su felicidad encontrandola en los hermanos que más necesita de Dios. 

Oremos por todos los Sacerdotes que día a día se entregan por el servicio de los más necesitados del amor de Dios. 


¡VIVA CRISTO REY!
¡VIVA SANTA MARÍA DE GUADALUPE!
¡VIVA EL PAPA FRANCISCO!
¡VIVA MÉXICO CATÓLICO!


L. A. E. Cristobal Yair Torres Vega C. C. R.

miércoles, 8 de abril de 2015

MISIÓN PATMOS 2015 SEMANA SANTA


"LA MISIÓN ES LO QUE EL AMOR NO PUEDE CALLAR"

Ya se aproxima la Semana Mayor. Donde recordaremos la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo para la cual debemos de seguirnos preparando como ya se había iniciado desde el Miércoles de Ceniza

Pero es necesario recurrir a Dios Todopoderoso, pues es él quien nos envía a través de la Iglesia para llevar su mensaje hasta el último rincón del mundo. Para lo cual pediremos el auxilio de Santa Teresita del niño Jesús. 

Puesto que como una de las principales obligaciones de las carmelitas es pedir por las misiones, no es extraño que, en 1927, Santa Teresita fuera nombrada Patrona celestial de todas las Misiones Extranjeras, junto con San Francisco Javier. Dijo la Santa Teresita: "Quisiera ser misionera ahora y siempre y en todas las misiones."

Escuela Misional PATMOS
https://www.facebook.com/MisionesPatmos?fref=ts

Es por esto que la escuela PATMOS respondiendo a este llamado convoca a todos los jóvenes para que se sumen a  tan maravillosa tarea. A tan solo dos semana para iniciar su misión ya han concluido con sus sesiones de formación.

Oración por las Misiones
Oh Santa Teresita del Niño Jesús, que has sido justamente proclamada Patrona de las Misiones de todo el mundo: acuérdate de los ardentísimos deseos de mostrarte, cuando vivías en la tierra, de querer plantar la Cruz de Jesucristo en todas las naciones, y anunciar el Evangelio hasta la consumación de los siglos. Te suplicamos que ayudes, según tu promesa, a los sacerdotes, a los misioneros y a toda la Iglesia. Así sea.

Santa Teresita del Niño Jesús 
¡Ruega por nosotros!
_________________________________________________________________


Experiencia personal en la misión

Después de una gran misión viene el descanso en las manos de Dios. Bendito se Dios por esta maravillosa experiencia que viví durante esta semana en la sierra norte de Puebla junto con cuatro jóvenes más dispuestos a dar todo por la expansión del Reino del hijo de Dios, Nuestro señor Jesucristo. Me llena de mucha alegría el saber que Dios Todopoderoso se ha dignado en llamarme junto a otros jóvenes para llevar su mensaje de amor y esperanza a las personas que más necesitan de nosotros. Que es importante y necesario responder al llamado que Dios nos ha hecho desde el día de nuestro bautismo, puesto que Dios se encuentra muy cerca de nosotros y quiere que seamos felices. 

Fue una maravillosa experiencia el compartir con la comunidad que ya nos esperaban con mucho cariño para acompañarles en la vivencia de los oficios de la Semana Santa y así, compartir de manera única la Resurrección de Nuestro Rey. Porque nuestro Rey sigue y seguirá viviendo por los siglos de los siglos en cada uno de nosotros mientras así lo queramos, ya que Dios no va en contra de tu libertad. Él nos ha creado libres y no hará algo que valla en contra de tu voluntad. Pienso que el compartir, donar y entregar una parte de ti mismo es importante para tu crecimiento como persona, pues si bien solamente te quedas encerado en ti mismo estas cometiendo un acto de egoísmo y que va en contra de tu naturaleza. Pues ya se ha dicho que "el hombre es un ser sociable por naturaleza"(ARISTÓTELES) y cuanta razón tiene, puesto que necesita comunicarse con los que están a su alrededor para crecer. Pero aun así, lo que realmente es importante es el amor. El amor es la fuerza más grande del mundo con la cual se puede llegar a ser feliz, porque sin amor nada existiría y Dios es amor. Las acciones y actividades no se deben hacer sin amor porque se caería en monotonía de trabajar, por el simple hecho de trabajar. El amor es el que pone esa diferencia a la monotonía. La monotonía puede y debe romperse con el amor. San Agustín nos dice: "Si no quieres sufrir no ames, ¿pero si no amas para que quieres vivir?". Y como no amar si Dios mismo es quien nos enseña dándonos un claro ejemplo de amor y humildad en la ultima cena que compartió con su discípulos, instituyendo así el mandamiento de la caridad.  
Es maravilloso ver lo que Dios me ha mostrado ahora que estuve fuera por esta semana, ya que encontrado un poco de Él en mi hermano que me necesita y me pide ayuda. Compartí todo lo que tenía, pero aun así, Dios no se deja ganar en generosidad dándome más de lo que yo llevaba para la misión. Recuerdo con mucho cariño a la gente que fue por nosotros a la comunidad principal y que después amablemente nos alojaron en un rincón de su casa. Para más tarde compartir los alimentos de su mesa que con mucho esfuerzo han conseguido del campo y que por amor comparten contigo. 

Fue una semana bastante agradable con lo más pequeños, de los cuales es el Reino de Dios (cf. Mateo 19:14). Recuerdo cada sonrisa, broma, travesura de los niños y con cuanta inteligencia nos respondían cuando les preguntábamos sobre el catecismo. Son los más dispuestos a entregarse para que tu vivas con ellos y experimentes así lo que es ser como ellos nuevamente. Los jóvenes son lo más necesitados porque algunos piden ayuda y no se las dan. Fueron contados los jóvenes que se acercaron a recibir el mensaje que llevábamos, quizás falto esforzarse un poco más para invitar a los que faltaron a dar testimonio del amor. Los adultos dieron lo mejor de si mismo al escuchar con mucha atención el mensaje que le ayudaría a realizar un cambio en su vida o al menos a reafirmar lo que ya sabía y también lo compartieron con nosotros. 

El Triduo Pascual lo vivimos junto a la comunidad esperando lo que tanto llena nuestras almas. Nos duele mucho ver sufrir a nuestro Rey, pero Él mismo es quien nos invita a tomar nuestra cruz de cada día y a saber cargarla, puesto que nunca nos deja solos. Es Él quien guía nuestros pasos por este caminar hasta que lleguemos al lugar que nos tiene preparado, si de corazón lo anhelamos. Y nuevamente nos muestra su poder y amor al librarnos de los lazos del pecado que solamente nos apartan de Él. 

Nuestro Rey y Señor resucito para darnos la vida que perdimos. Él sigue manifestando su poderío y su gloria, y quiere hacernos participes de ello. solo basta que le entreguemos todo para que Él nos de todo. Yo los invito a que de corazón salgamos pronto de nosotros mismo en busca de quien nos ama de verdad para que veamos lo que Dios nos tiene preparado.


"La misión es lo que el amor no puede callar" ¡V. C. R.!


¡VIVA CRISTO REY!
¡VIVA SANTA MARÍA DE GUADALUPE!
¡VIVA MÉXICO CATÓLICO!

Cristobal Yair Torres Vega C. C. R.